jueves, 2 de febrero de 2012
Sir Winston Leonard Spencer-Churchill (1874-1967)
Churchill nació en el seno de la familia aristocrática de los Duques de Marlborough. Su padre, Lord Randolph Churchill, fue Ministro de Hacienda del Reino Unido. Como un joven oficial de la marina, entró en acción en la India Británica, Sudán y en la Segunda Guerra de los Bóeres. Se ganó fama como corresponsal de guerra y con los libros que escribió sobre sus campañas.
Antes de la Primera Guerra Mundial fue Presidente de la Secretaría de Estado de Comercio, Ministro de Interior y Primer Lord del Almirantazgo como parte del gobierno liberal de H. H. Asquith. Durante la guerra continuó como Primer Lord del Almirantazgo hasta la desastrosa Batalla de Galípoli, que él había patrocinado y que fue el motivo de su salida del gobierno. Regresó al gobierno como Ministro de Municiones, Secretario de Estado de Guerra y Secretario de Estado del Aire. Tras el conflicto mundial Churchill ocupó el cargo de Ministro de Hacienda en el gobierno conservador de Stanley Baldwin entre 1924-29, donde tomó la controvertida decisión de devolver la libra esterlina en 1925 al patrón oro como en la paridad anterior a la guerra, una medida vista ampliamente como la creación de una presión deflacionaria sobre la economía del Reino Unido.
Fuera del escenario político en los años 30, Churchill tomó el liderazgo en alertar sobre el peligro de Adolf Hitler y en la campaña para el rearme. Al estallido de la Segunda Guerra Mundial fue nombrado de nuevo Primer Lord del Almirantazgo, y tras la dimisión de Neville Chamberlain el 10 de mayo de 1940 se convirtió en Primer Ministro. Su firme negativa a aceptar la derrota, la rendición o un acuerdo de paz ayudó a inspirar la resistencia británica, especialmente durante los difíciles primeros años de la guerra, cuando el Reino Unido se quedó solo en su firme oposición a la Alemania Nazi. Churchill destacó especialmente por sus discursos y programas de radio que ayudaron a inspirar al pueblo británico, al que lideró como Primer Ministro hasta que fue segura la victoria de los Aliados sobre las Potencias del Eje.
Después de que el partido conservador perdiera las elecciones generales de 1945, Churchill lideró la oposición. En 1951 consiguió volver a ser Primer Ministro, hasta su retiro en 1955.
Churchill fue pionero al defender la idea de la unión de Europa, para así evitar futuros conflictos entre Francia y Alemania. En 1946, Churchill pronunció un célebre discurso en la Universidad de Zúrich (Suiza), considerado por muchos como el primer paso hacia la integración durante la posguerra:
“Entre los vencidos no encontramos sino silencio y desesperación (...) Existe un remedio que, si fuese adoptado global y espontáneamente por la mayoría de los pueblos de los numerosos países, podría, como por un milagro, transformar por completo la situación, y hacer de toda Europa, o de la mayor parte de ella, tan libre y feliz como la Suiza de nuestros días. ¿Cuál es este remedio soberano? Consiste en reconstituir la familia europea o, al menos, en tanto no podamos reconstituirla, dotarla de una estructura que le permita vivir y crecer en paz, en seguridad y en libertad.”
Sin embargo, consideraba que el Reino Unido no debía ser parte de esa Europa unida, sino que su futuro estaba ligado al de los Estados Unidos.
A su muerte en 1965, la reina Isabel II le concedió el honor de un funeral de estado en el que se dio una de las mayores reuniones de jefes de estado nunca antes vista.
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